La violencia en redes (y portales de noticias) por parte de los usuarios llevó a Twitter en octubre del 2017, a prohibir que se mostraran símbolos e imágenes que promovieran el odio o el ataque a personas por raza, religión u orientación sexual. Pero esta norma no abarca temas políticos. ¡Menos mal para Donald Trump, Fernando Iglesias, Luis D´elía y tantos otros!

María Teresa Ronderos, en un evento que se realizó hace unos años ya hablaba de este asunto. Fue en el “Media party, Reiniciando el periodismo”. Es directora de una fundación que creó George Soros, “Open Society” que apoya a individuos y organizaciones en todo el mundo que luchan por la libertad de expresión, el gobierno responsable y las sociedades que promueven la justicia y la igualdad. Soros -señalan en su biografía oficial- ha experimentado tal intolerancia de primera mano. Nació en Hungría en 1930, vivió la ocupación nazi de 1944-1945. Su propia familia judía sobrevivió por hacerse de documentos de identidad falsos, ocultar sus antecedentes y ayudar a otros a hacer lo mismo. Por eso invirtió una parte de su fortuna personal en esta fundación.

Ronderos señaló aquel día que “La confianza en los medios de comunicación tradicionales está por el suelo en diferentes partes del mundo. Aunque no solo la confianza en los medios, también en otras instituciones: gobierno, ongs, etc”

Según explica, sucede porque en gran parte las personas ya no necesitan tanto de los medios tradicionales del mismo modo que años atrás. Hoy todo el mundo comparte en las redes sociales lo que conoce y no necesita que un medio se lo cuente. Y por otro lado muchos medios están fijados en las conversaciones con sus elites, contando lo que éstas dicen y opinando del poder y sus intereses, y un montón de gente común queda afuera y siente que eso no les dice nada sobre sus problemas.

Pero también se refirió a la conducta en las redes. Dijo: Notamos que la audiencia está sumamente fragmentada, cada uno se mete en un grupo y es muy difícil acceder a otros grupos que piensan distinto. La gente tiene una confianza cada vez más selectiva, recoge lo que le gusta de cada cosa, confía en un medio para una cosa y en otro para otra cosa. LAS CONVERSACIONES SON SUMAMENTE CERRADAS”.

Según su opinión, los medios y las redes sociales están atrapadas en burbujas ideológicas. O sea que solo conversan adentro de personas que piensan parecido o en burbujas sociales de la misma condición social o de la misma condición cultural- educativa, personas que solo comparten un tipo de lenguaje.

“Hay que entender que el periodismo contribuye a la conversación social, pero hay muchos otros lugares. Los medios deben sentirse uno más dentro de esa conversación. La información ya está fluyendo sola en todas partes, pero los medios son quienes pueden contextualizar, explicar y verificar”.

Sobre conversaciones sesgadas y redes también habla Eli Pariser en su libro: “El filtro Burbuja”.

En la introducción describe que El 4 de diciembre de 2009 en el blog corporativo de Google apareció un texto con este título “Búsqueda personalizadas para todos”. A partir de ese momento anunciaba que utilizaría 57 indicadores – desde el lugar en donde estuvieras hasta lo que hubieras buscado- para conjeturar quién eres y qué clase de páginas te gustan. Incluso aunque no te hubieras logueado, podría personalizar mostrándote las páginas web que supone que te interesan en función de los clics que hubieras hecho antes, en tus búsquedas.

Cuando buscamos en Google, muchos creen que a todos nos aparecen los mismos resultados. Pues desde el 2009, ya no son los de mayor relevancia los sitios que vemos, sino que el algoritmo de Google sugiere qué es lo mejor para ti en particular y te arroja los resultados según lo que cree que son tus ideas e intereses.

Señala Parisier con la personalización de Google, la consulta “células madre” puede producir resultados diametralmente opuestos en el caso de que los usuarios sean científicos que apoyan la investigación o activistas que se opongan.

Pero la personalización no es solo de Google sino que es una estrategia básica de los cinco principales gigantes de internet: Google, Facebook You Tube, Yahoo y Microsoft Live.

La nueva generación de filtros de internet observa las cosas que parecen gustarte e intenta extrapolar. Son máquinas de predicción que elaboran un universo de información único para cada uno de nosotros que en esencia altera nuestra manera de encontrar ideas.

En una época en la que el intercambio de información es la base de la experiencia compartida actúa como una fuerza centrífuga que nos separa, se lamenta el autor. Es una burbuja invisible. De hecho, desde dentro es practicante imposible ver lo sesgada que es. Si no clickeamos en los artículos de deporte o del mundo que existe fuera de nuestras fronteras, estos simplemente desaparecerán.

En el libro expresa que “con frecuencia la creatividad se produce gracias a la colisión de ideas procedentes de diferentes disciplinas y culturas. Si combinas saberes de cocina y de física obtienes la sartén antiadherente” y agrega: “Por el contrario, un mundo construido sobre la base de lo que nos es familiar es un mundo en el que no hay nada qué aprender”.

Todo esto pasa fundamentalmente porque Google y Facebook viven de la publicidad, hace tiempo dejaron de ser solo buscadores o redes sociales y por eso los contenidos dirigidos según el comportamiento de la audiencia, resultan la clave de su negocio.

Esta dinámica también repercute en la calidad de la información. Por ejemplo en un portal de noticias de un diario importante, generalmente los clics van para las noticias sobre algún chisme de un famoso con cuestiones de sexo, dinero o divorcio. Si los avisos publicitarios irán a las noticias más leídas, entonces el tráfico acabará por indicar qué se cubre y qué no y muchas historias no se investigarán por ser aburridas y poco redituables.

Ahora bien, muchas veces la imagen que se hace Google o un medio de comunicación o la personalización de contenidos, sobre nosotros a partir de nuestros clics es algo distorsionada. Porque… ¿no les pasa que buscamos cosas que no necesariamente nos definen?. Pero a la postre se convierte en quienes somos realmente y comenzaremos a recibir toda clase de noticias de actualidad y de sitios web de otros temas en función de ese estereotipo que se hicieron de nosotros.

Salgo por un minuto del libro de Parisier y les cuento que una amiga tuvo su bebé hace 6 meses y ya empezaron a llegarle avisos sobre gimnasios, alimentación post embarazo para recuperar la figura, etc. Solo porque antes había buscado info sobre embarazo y nacimiento. ¡Ya las redes y los buscadores saben que nació su hijo y la invita a ponerse en forma!

Mas allá de Parisier y sus argumentos archicríticos de los gigantes de internet, Google y Facebook (también Instragram y los demás) todos estos avances son un gran invento, porque han logrado potenciar el conocimiento sobre los comportamientos humanos, nos han conectado, nos ayudan a resolver muchas de las cuestiones cotidianas y a responder a gran parte de nuestros problemas.

Pero la sociedad esta obligada a madurar en este aspecto de una manera urgente y a saber que todo esto existe e influye decisivamente en todos los ámbitos de nuestra vida y por supuesto especialmente en la actividad política.

HACER POLÍTICA HOY REQUIERE CONOCER MUY BIEN ESTE MUNDO. La democracia se ve afectada de muchas maneras por estas nuevas herramientas. Así como abren la posibilidad a que todos nos expresemos y circulemos información, tener un montón de datos a partir de los cuales dirigir nuestros intereses, movernos en conversación y ya no con líderes hablando solos desde un pedestal; también nos pueden dividir en comunidades que impiden ver la realidad de manera más equilibrada. La tecnología vino a irrumpir en nuestras vidas y modificó por completo todo. Solo aprendamos a ver cómo funciona y de qué manera podemos mejorar regulaciones y filtros lo que haga falta para aprovecharla y adaptarnos para lo que necesitamos. Y llegado el caso, luchar por cambiar lo que sea, para que conserve el espíritu de libertad de expresión, tolerancia y sirva para ampliar fronteras. En definitiva el espíritu por el que nació internet y la misión que deben tener todos los grandes inventos: hacer del planeta algo mucho mejor.

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