En un reportaje concedido a Pagina 12 hace un par de semanas, Emilio Monzó expresó dos frases muy significativas: “Cambiemos no estaba preparado para gobernar”

“Cambiemos fue un esquema electoral de 2015, después se armó otro esquema electoral de Juntos por el Cambio, pero creo que todos los esquemas electorales que se han armado en los últimos diez años duran sólo dos años. Como no tienen consistencia ni ideológica ni ninguna identidad, sino que tienen un objetivo electoral la fecha de vencimiento la tienen cuando ocurre la elección”.

Fueron dos definiciones muy contundentes.

Monzó fue el armador de Cambiemos y el presidente de la Cámara de Diputados durante el gobierno de Macri.

Admite que se presentaron a una elección sin estar preparados y que en cada elección armaban una coalición sin identidad ni ideología afín, sino solo con un fin electoral, es bastante más que una confesión de parte. Es toda una definición de lo que realmente ha significado el macrismo.

En este momento hay una corriente muy anti política. Personas militando todos los días, sin ser militantes de un partido, con ideas en contra de los partidos, en contra del gobierno, ¡en contra de la política, en contra de todo!

Y esta reacción tiene más que ver con que justamente, en la verdadera alternativa u fuerza opositora al Frente de Todos, solo hay gente que levanta consignas de sentido común pero exacerbando sentimientos antisistema, anti gays, anti aborto, anti justicia social, anti. Anti Anti. Pero no vinculadas al tema en sí del que se esté discutiendo, sino solo a que se está en la vereda de enfrente.

En una conversación de hace pocos días, un grupo de personas reunidas por amistad expresaban su malestar con los “planeros” de clase marginal, criticaban que la meritocracia no tuviera valor,  lo que cobran los políticxs, la corrupción de Cristina, que Cristina domina a Alberto, la reforma judicial, el lenguaje inclusivo, pedían el regreso a clase de los chicos en plazas, etc etc.

En todos los casos aclaraban que no eran macristas. Que solo decían sus ideas. Sin embargo, en su concepción de la realidad y la organización de los temas que les preocupan, sin darse cuenta, eran más macrista que el propio Macri. Porque el macrismo no es un colectivo tras una figura, es un conjunto de valores que reivindica la idiosincrasia argentina -que atrasa pero sigue vigente, esa que creció al calor de la especulación financiera, los gobiernos militares, la derecha católica, la familia tradicional, la hipocresía como valor para mantener las formas. Ojo, quienes levantan estas banderas no necesariamente son eso. Pero terminan aglutinados por la radicalización del debate. La grieta.

Piden volver a clase en las plazas, cuando cualquiera con chicos de 6, 7 y 8 años sabe el descalabro de estar  sin baño, a la intemperie y manejando grupos de infantes. En fin ridícula e insegura propuesta pero por alguna razón, toca en el corazón de cierto sector. Todxs queremos que vuelvan las clases. Y realmente, no imagino a nadie -ni siquiera al oficialismo, impidiendo el regreso por una mirada obtusa. Además, ¿a nadie se le ocurre reclamar que le den a los pibes computadora y conectividad para que puedan estudiar como los otrxs estudiantes de clase media?

Tan difícil es, mientras se define el protocolo para el regreso, resolver este tema de manera más concreta y posible con los que no acceden a la enseñanza virtual?

Otra bandera de esta época: Meritocracia. ¿De verdad hay gente que cree que la meritocracia no tiene que ver con el barrio, la familia y las oportunidades que la vida te brindó para que puedas o no hacer mérito?. No somos lo que somos sino solo en función de nuestra circunstancia. Aunque obvio, algunos aún teniendo todo, no hacen nada. Pero entonces no es mérito. En todo caso, temperamento. Pero en todos los casos es la circunstancia, seguro, el factor fundamental.

¿Qué parte de la reforma judicial no te gusta? La conocen? A los pocos que pregunté me decían cosas que el proyecto no solo no incluía sino que ni siquiera los opositores, en la reunión de comisión donde se debatió,  habían expresado. Aunque si eran discursos que circulan en las redes sociales y en los programas de TV muy vistos. El tema no es si la reforma es buena o mala, porque casi nadie se detiene en eso. Es una reforma judicial impulsada por el oficialismo, Listo! Es para encubrir a Cristina, Ni la leemos!

Estamos de acuerdo que una reforma judicial es necesaria, no?. NO se si esta será la indicada, pero  no hay justicia en nuestro país. Se mueven lento y todos los fallos están siempre borrachos de influencias del poder de turno. De modo que una reforma no estaría mal.

Ahora bien, la corrupción cuando solo se mira en un solo hueco, más que una embestida para combatirla suena a una estrategia de los otros sectores para ganar poder y obstaculizar a quien lo tiene. O luchamos contra toda la corrupción de todos o no nos dedicamos a pensar y sostener consignas “que pegan” en “la gente”

Encerrados por la pandemia, o semi restringidos en nuestra libertad por esta crisis sanitaria, las personas tenemos sentimientos a flor de piel.

Con todo, el principal problema de estos sectores caceroleros y de los que protestan arriba de un AUDI cuando en Argentina hay 12 millones de personas que reciben una tarjeta alimentaria para poder comprar un par de paquetes de fideos y algunas leches, es que no consiguen alguien coherente y consistente, centrado, con una mirada que haga pie en la eficacia, la república pero también en el equilibrio y la justicia social para que lidere la opo.

Con slogans fácilmente viralizables se sostienen en el escenario con el discurso fácil: Son “planeros vividores del estado” (los marginales que reciben 10.000 pesos de la IFE cada dos meses para sobrevivir), pero no lo son los empresarios y las pymes que reciben el 50% del salario de sus trabajadores para cubrir las desavenencias que trajo todo este cruel y despiadado Covid-19?. Esta mirada contradictoria es enfervorizada por los que deberían ayudarnos a calmar y a pensar estratégicamente en el camino que deberíamos tomar para levantarnos.

Así como cada privado pudo recurrir al estado -con justa razón- cuando su bolsillo se vio afectado, aun cuando seguramente tiene techo y comida. Mucho más aún debiera comprenderse el recurrir de quienes  siquiera un techo tienen.

No obstante, la discusión de si Cristina maneja a Alberto copa las primeras planas. Y la verdad que es un debate que se da en los sectores que votaron al macrismo, no en el electorado del Frente de Todos.

El Frente de todos, no es solo kirchnerismo. Hay varios sectores, la mayoría peronistas de distinta índole, pero también progresistas. Por eso ganó la elección. Y el FDT  lo sabe. Cristina tiene su personalidad, y le hizo ganar una elección. Alberto no es kirchnerista y sabe que si bien lo pusieron, fue lo que necesitaron para volver. Es equipo. No hay abuso de las partes.

Apenas comenzó a gobernar en medio de un país arruinado tras 4 años de macrismo, apareció esta pandemia que empobreció al mundo entero. Ningún país sale bien de esto.

No obstante, el Frente de Todos tiene muchas cosas que mejorar. Incluso tras haber logrado la renegociación de la deuda del ministro Guzman y estar conteniendo a sectores muy al margen de la economía, con todos los planes que administra y organiza el ministro Arroyo y con los planes para los empresarios.

Hay muchos ministerios que todavía no están pudiendo arrancar porque todo el foco de atención esta puesto en subsanar la crisis sanitaria. Y por supuesto el tema de la permanente mezcla entre la política y la justicia, por diversas aristas de las causas de corrupción. De ambos bandos, lo que no se gana con votos o con mayorías parlamentarias se lo tiran a la Corte para que arbitre.

Muchas de estas causas o de las de corrupción no tienen que ver con el Kirchnerismo exclusivamente sino con la política en general. El financiamiento es uno: Agujero negro histórico.  El libro del propio Alconada Mon arranca contando como recaudaba plata para la campaña Macri, mangueando millones a los empresarios. Y hay más,  Macri espiaba a todos a través de los organismos del estado-incluido a los propios. El blanqueo habilitó a sus familiares.  Hay varias causas diversas en las que está involucrado por sus negocios privados y medidas que desde el estado tomó y beneficiaron a sus empresas o a la de sus amigues.

Pero hay un ensañamiento con que toda la atención respecto a la mugre del capitalismo de amigos y de la corrupción política se la lleve Cristina K.

Y la VERDAD, la lucha por la transparencia no debe ser tan selectiva.

Hoy: O se la defiende ciegamente -los más fanáticos- o se la ataca sin medir con las misma vara a los demás sobre corrupción. Todo lo que hace Cristina siempre – en esta visión de la realidad- es porque busca tratar de zafar y de robar. Cada uno de sus movimientos solo prueban que es una “yegua” y una “ladrona” y por supuesto no se pondera con la misma pasión al macrismo, con tanto o más por condenar.

Entonces, esta diferencia hace que las personas ya sea por antiperonistas, o porque quieren una opción más de centro, moderada, equilibrada y republicana que lo que ofrece el peronismo- no encuentren salida. Y la respuesta entonces radicaliza la opinión pública. Terminan mezclados los anticuarentena con los antivacunas, con los terraplanistas, con los antibarbijos,  con los anti cristina, con los anti aborto, con los anti gays, con los anti anti anti; los que tal vez solo quieren una mirada progresista, o de centro o socialdemocrata pero no se sienten identificados con los espacios peronistas.

Pero el reproche no debe ser al asistencialismo del estado en plena pandemia o en la puerta del barrio Ayres de Pilar para impedir que entre Lázaro Baez a su casa, para cumplir la decisión que impartieron unos jueces. Acaso, ¿no es la defensa de la propiedad privada un valor fundacional para la clase media y alta?. Pueden protestar, si. Pero de ahí a impedir el acceso a su casa con orden judicial, es abuso.

El reproche de todo este colectivo sin forma tiene que ir contra la justicia que con sus demoras, no dicta sentencias. A la oposición que en el afán de construir lindos titulares sobreactúa y organiza como dijo Monzó, coaliciones solo para ganar elecciones pero sin estar capacitada para gobernar ni tener una afinidad política que los una.

Es hora de que la política se vuelva profesional. Cuando un espacio político gana una elección y se instala en el poder, el objetivo es imponer un proyecto político determinado. El proyecto por el cual lo eligieron.

La oposición controla, mejora las propuestas del oficialismo, presenta proyectos alternativos, discute, busca mejorar. Y Se prepara para volver a ser alternativa.  Pero no,  hoy la oposición solo hace cacerolazos, produce zócalos vistosos y juega con las emociones de un electorado opositor pero cansado, empobrecido tras 4 años de macrismo y 6 meses de cuarentena que no encuentra quien lo represente.

El cacerolazo debería ser para quienes, teniendo todo un electorado cautivo de increíbles dimensiones, para intermediar y representar, desaprovecha la oportunidad optando por los discursos mediocres, y se abusa de un clima inexorable por la pandemia mundial, para sacar rentabilidad.

Ya no es hora de jugar, si te metiste en política, jugatela y sé patriota. Se necesitan polítcxs profesionales, en el oficialismo y en la oposición. Pero en la oposición, sobre todo. Porque cuando se rompe el dique, el agua sale para todos lados. Y quedan dos opciones: se lleva a puesto a todxs (y eso involucra al conjunto de los ciudadanos, no solo a lxs políticxs) o lo que viene es terriblemente peor que lo que se  fue. Una derecha fortalecida y enfervorizada, regodeándose en la defensa de sus propios intereses pero con la legitimidad de un pueblo sufriente que se cree representada.

Y si sos ciudadanx y todavía no te metiste en política, armá tu propia agenda. Tus preocupaciones. Tus problemas. Y busca la información vos mismo. ES importante leer todo, pero sabiendo que cada quien, esta sentado en un lado u otro de la grieta. Es el negocio de ellxs . No el nuestro. Nosotrxs no vivimos de lo que la grieta produce. La padecemos! Vivimos de nuestro laburo. Y solo queremos un país mejor, para nuestra familia y porque somos buena gente y la historia -la que vale la pena- se construyó,  cuando logró incluir.

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