Para practicar la destreza de usar con precisión el lenguaje, te invito a observar la fotografía que encabeza esta nota y a describir con palabras desprovistas de suposiciones e inferencias. ¿Listo?, ¿ya la viste bien? ¿Tenes las palabras que dicen lo que ves?

¿Incluiste los términos: mujer, niña, bancos, sentadas, mano y cara?

Bien hecho. Confío en que no hayas escrito: madre e hija. Pues eso supondría una relación que ahora mismo y solo por mirar la foto, desconocemos.

¿Usaste el término afroamericanos? La mayoría de la gente lo hace, pero se trata de una inferencia subjetiva, no de una observación objetiva. Ya que no todas las personas negras son afroamericanos.

En tus palabras para describir la foto, ¿usaste triste, llorando, perturbada o afligida?

Resulta tentador apresurarse y pensar que vemos una mujer en el suelo, y dar por sentado que está derrumbada por la tristeza. Pero se trata de una simple suposición, al menos por el momento y solo al ver la foto.

El lenguaje corporal de todos los que rodean a la mujer y la niña es también revelador. Miran al frente, nadie mira a la mujer ni se inclina a ayudarla.

¿Qué está ocurriendo verdaderamente en la foto?

La foto la tomó David Goldman. La mujer que llora en la foto es Latrice Barnes, la niña se llama Jasmine, y sì, efectivamente es su hija. Están en una iglesia, el 4 de noviembre de 2008. La foto se publicó en New York Times tras el triunfo de Barak Obama, cuando derrotó a Mc Cain. Primer presidente negro de Estados Unidos.

Latrice Barnes esta en el suelo de la iglesia porque está desbordada de felicidad.

Este ejercicio es parte de la publicación de Amy Herman, “Inteligencia Visual”. Allí ella señala que ver lo que está ahí y otros no ven. Ver la oportunidad, la solución, las señales de advertencia, ver lo importante, tomar la información que realmente tenemos y quitar los prejuicios de nuestra mirada, requiere todo un desarrollo de nuestra percepción. Cuando se pregunta a las personas creativas cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no lo hicieron, simplemente lo vieron.

Herman en su libro cuenta la experiencia de Graham Bell, más conocido por ser quien inventó el teléfono pero también era el titular de 30 patentes y había previsto modernos avances tales como el aire acondicionado, el pulmón de acero, los detectores de metales y el uso de paneles solares.  En un discurso Bell dijo: “somos demasiado propensos a andar por la vida con los ojos cerrados. Hay cosas a nuestro alrededor y justo a nuestro lado que jamás hemos visto, porque jamás las hemos mirado de veras”.

Cuando desconectamos no solo perdemos oportunidades. Desconectamos cuando hacemos cosas que hemos hecho un millón de veces: como hacer la cama o conducir un auto o estar en una estación de tren. Cuando andamos por el mundo en piloto automático.

Herman dicta por todo el mundo un seminario que se llama El Arte de la percepción, es historiadora del arte y enseña a observar atentamente imágenes, ayuda a afinar la inteligencia visual  y a desarrollar destrezas que ya tenemos para poder utilizarlas de manera efectiva.

Otro de los consejos que da en su libro es el de “Re nombrar”. A veces se puede conseguir lo que queremos con un simple cambio de nombre. También tratando de decir lo que vemos, en lugar de lo que pensamos que vemos. Esto quiere decir que hay palabras que por si solas generan rechazo. Pues para una efectiva comunicación, hay que reemplazarlas. Sacar lo que hace ruido o genera prejuicio. Y eliminar las emociones cuando transmitimos información que observamos. Pero no porque no podamos decir lo que pensamos o sentimos, sino para poder discernir entre lo que realmente estamos viendo de lo que le añadimos por nuestras percepciones.

En definitiva, nos invita a desafíar aquello que dijo Anais Nin: “no vemos las cosas tal como son. Las vemos tal como somos”

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