Por Inés Parry
En el debate entre los candidatos a legisladores porteños se dijeron muchas cosas. Hubo chicanas, pases de factura y viejas discusiones.
Pero también hubo algo distinto: una voz nueva, clara y firme que dejó en evidencia que todavía hay lugar para una política con convicciones.
Esa voz fue la de Lula Levy, tengo al certeza de que fue la gran ganadora del debate.
Lula no es famosa. No viene de la televisión, ni se anotó en la política para especular con un cargo más alto. Lula es militante.
Militó por la educación pública, marchó con su universidad, fue voluntaria en vacunatorios y coordinó comedores en pandemia.
Se formó con esfuerzo, tiene dos títulos universitarios y una mirada fresca, pero profundamente comprometida con la Ciudad.
Esas credenciales no se improvisan. Se construyen con años de trabajo silencioso y con convicciones claras.
Mientras algunos candidatos no dan certeza de qué quieren hacer en la Legislatura.
Lula se mostró tal como es: auténtica, directa, formada y preparada. Habló con claridad y sin miedo.
Fue quien incomodó a Larreta al recordarle su silencio y ausencia para defender los intereses de quienes lo habían votado para presidente.
Quizás le falto preguntarle ¿que haces acá?, aunque solito lo aclaró. Quiere volver a ser Jefe de gobierno, lo que deja claro que equivocó la elección o su candidatura es testimonial.
Lula fue quien descolocó a Santoro al interpelarlo con una pregunta que todavía resuena:
“¿De qué sensibilidad me hablás, cuando ustedes hacían fiestas en Olivos mientras nosotros repartíamos comida caliente con la UBA?”
Dejando en claro que fue el radicalismo el que luchó por salir del encierro y que los chicos pudieran volver a clase.
Esa autenticidad y austeridad en las formas, tampoco se puede planear en una estrategia de campaña.
Es lo que Lula representa: un proceso de renovación que no se agota en esta elección.
El compromiso y vocación de servicio, con ideas claras son un motor imparable, que nos permitió tener representación parlamentaria y estar al frente de varias comunas.
Como así también promover un terreno fértil para la proliferación de nuevos liderazgos dentro del radicalismo.
Por eso mientras otros partidos pusieron candidatos gastados, famosos o testimoniales que no van a asumir, nosotros decidimos apostar por lo más valioso que tenemos:
jóvenes comprometidos y valientes, para dar las luchas que tenemos por delante.
El radicalismo, ese partido centenario que tantos dan por muerto, fue el único que de verdad se animó a impulsar una lista con militantes reales.
Y Lula Levy es la muestra más clara de esa decisión.
Es la candidata que va a quedarse los cuatro años en la Legislatura, para transformar la Ciudad.
La política necesita muchas cosas, pero como ciudadanos, necesitamos esperanza.
Una esperanza que tenemos que construir y sostenerla entre todos por que sabemos que no hay soluciones mágicas.
Por eso Lula como el resto de los candidatos de Evolución, con su claridad y con su historia, representa esa esperanza.
Ganó el debate porque no habló como candidata. Habló como ciudadana. 
  • Inés Parry es Legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
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