Por Pedro Calvo (diputado -MC- UCR) y Laura Echezarreta (comunicación/ UCR)

Desde su sabiduría Jorge Luis Borges escribía: “somos todo el pasado, somos nuestra sangre, somos la gente que hemos visto morir, somos los libros que nos han mejorado, somos gratamente los otros”.
Es lo que explica que el debate político en Argentina vive conversando con el pasado. Desde Saavedra y Mariano Moreno hasta Yrigoyen, Perón, Evita y Alfonsín, siguen proyectando sus ideas, sus luchas y sus sombras hasta hoy.

Aunque con años de interrupciones constitucionales, se ha logrado construir una democracia estable. Sin embargo, quedan desafíos económicos, políticos y sociales que enfrentar. sumado a un debilitamiento ético de la dirigencia política. Es lo que derivó en el inicio de un nuevo ciclo histórico.

Este proceso no es local, son tiempos de rupturas en diferentes países, hay una ola internacional que socava las democracias.
Caracterizada como la “Ilustración oscura” esta ola incluye figuras como Trump, Bolsonaro, Orban, Marine Le Pen, Abascal y, en Argentina, Javier Milei, quienes representan una forma de populismo autoritario que polariza a las sociedades y rompe pactos fundacionales que hacen a la cohesión social y al proyecto del porvenir compartido; desconociendo el valor de las luchas por la igualdad.
Sobre esto se para Milei, ofreciendo un futuro que consiste en realidad en volver y “perfeccionar” los ’90.

Rosanvallon explica dos formas en que este tipo de dirigencias se van desviando del orden democrático y lo debilitan. Una es confiando la gestión a tecnócratas en lugar de basarse en el debate y la construcción del consenso entre diferentes sectores en pugna; y la segunda es asumiendo poderes extraordinarios bajo la excusa de una emergencia. Y así el estado de emergencia se transforma en lo normal.
Frente a este escenario el poder Legislativo no puede renunciar a los pesos y contrapesos del juego republicano.

La oposición debe poner límites y definir prioridades conversando con el futuro. Tiene el mandato de definir una estrategia de desarrollo que afiance el federalismo frente al hiperpresidencialismo y al unitarismo fiscal, ejercido por la mayoría de los gobiernos del pasado e incluso por el actual gobierno.

Un país caracterizado por profundas asimetrías y desigualdades necesita una planificación e integración; un estado eficiente y moderno actuando ahí, donde hay potencial y apoyando dónde ya está desarrollado un entramado de productividad. No al revés.

Es el caso de Misiones por ejemplo, la “retirada del estado” que impulsa Milei está fundiendo a los miles de pequeños productores de yerba y té y en cambio les ofrece ventajas a los de Brasil y a Paraguay para que exporten a Argentina y tiren por el suelo el precio de los locales, además de haber vaciado al organismo que fijaba un precio para que los mercados concentrados no se abusen de quienes plantan y cosechan.

Es preciso apoyar lo nuestro, usando los recursos humanos y naturales de Argentina, poniéndolos en valor y acompañando en su potencialidad. Enfocando el crecimiento en la creación y aplicación de conocimientos científicos y tecnológicos para impulsar la innovación y la competitividad.

Conversar con el futuro implica construir en lo social las posibilidades, para soñar, desarrollar y potenciar nuestra dignidad humana.

En su concepción republicana Michael Sandel señala que la libertad no implica la ausencia de intervención estatal, sino que justamente se ejerce dentro del marco del Estado y sus instituciones con un rol proactivo creando las condiciones necesarias para que la ciudadanía pueda deliberar y contribuir al bien común.

 

Nota original: https://www.infobae.com/opinion/2024/06/04/navegar-las-tempestades-del-presente-conversando-con-el-futuro/

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