El diputado socialista (mc) Ricardo Cuccovillo

Se afilió al Partido Socialista cuando tenía 15 años. En 1972 participó de la fundación del Partido Socialista Popular. Además durante los años 70 se introdujo en la militancia sindical dentro del sindicato Luz y Fuerza. En su etapa juvenil también militó en los ámbitos universitario y secundario. En 2007 fue electo diputado nacional por Buenos Aires y en 2011 fue re elegido. Secretario General de la Junta Ejecutiva del PS de la Provincia de Buenos Aires

LE.- ¿Como ves la evolución del progresismo en los últimos años?
RC .- La Argentina estaba estancada en una historia de fracturas institucionales desde el año 30´ en adelante, en donde la constitución del siglo XIX fue rota a partir de la irrupción de los sectores populares con Yrigoyen en 1916. A partir de ahí hay rupturas permanentes, en donde el movimiento popular trata de hacerse un hueco para avanzar, pero la desunión hace que los intereses económicos, a veces con brazos ejecutores de las fuerzas armadas rompieran esa situación.
Nosotros visualizamos eso y por eso trabajamos con el radicalismo y con el peronismo en diferentes momentos de la historia. Por supuesto que, muchas veces, no coincidían ideológicamente con nosotros pero eran los representantes de esos sectores que estaban desunidos. Así nos dimos a la tarea. Hay un documento nuestro que lo refleja “Realidad política Argentina” que es una conferencia de Estevez Boero del año 1972. Teníamos una visión de la realidad y un plan.
Paralelamente, entendíamos que era necesario una organización y para eso nos dimos a la tarea de fortalecer ese partido político, pero hay algo que es lo que está faltando hoy. Es el contacto con la realidad. Militantes políticos más integrados con la sociedad. Hoy la mayoría de las estructuras políticas son súper estructuras que no tienen una vida concreta en la sociedad de fomento, en el sindicato, en el club, en la instancia barrial. En el sufrimiento cotidiano de los ciudadanos, el día a día. etc.
Hoy la mayoría de las estructuras progresistas tienen exceso de intelectualismo. No me canso de decirlo en mi partido. Hay que aflojar con los seminarios de intelectuales, tenemos que pasar a hacer más reuniones con compañeros que tienen una práctica cotidiana en organizaciones de la sociedad.
Juntarme a escuchar grandes pensadores me ayuda a la interpretación de lo que nos pasa, pero la realidad es que necesitamos juntarnos más con el tipo de carne y hueso que está en el sindicato para mejorar nuestro trabajo ahí. Si quiero transformar de verdad, necesito tener militantes sensibles. No solo desde la teoría o desde la rosca, si no desde la práctica y vivencias concretas de la sociedad; que piensa, que sufre, con que está de acuerdo y por qué, para poder desde ahí trabajar para comunicar nuestra idea.
Y no es necesario tener grandes estructuras de locales. Hay que meterse en las sociedades de fomento, en los sindicatos, o te vas a la casa de un amigo o debajo de un árbol en una plaza. La revolución no se hace desde la comodidad sino desde la dificultad.
Acá los viejos socialistas disputaban los locales y cierto modo lo entiendo, es lógico. Pero si queres, la organización la haces en cualquier lado. El progresismo, y de alguna manera es una autocritica, aunque estoy orgulloso de estar donde estoy, pero creo que hay que meterse más en el territorio.
Veníamos del Socialismo Popular anterior a la fusión, en donde el objetivo era trabajar en la organización partidaria pero además tenías que ser miembro de alguna otra organización de la sociedad.

LE.- ¿Qué es lo que falló en UNEN o en el FAP?
RC.- No tengo la receta, supongo algunas cuestiones que puedo modificar si encuentro o me muestran otras respuestas, pero lo que creo es que se nos dieron una serie de circunstancias. El FAP fue una construcción que se apoyaba en realidades pre existentes, la gestión del socialismo en Santa Fé con una figura exitosa, Hermes Binner y una acción y decisión de las estructuras de la provincia de Buenos Aires que estaban convencidas de converger en un mismo espacio: el Gen con Margarita Stolbizer, la CTA encabezada por , De Gennaro, Libres del Sur y el Partido Socialista. El radicalismo para ese momento acordó con De Narvaez. La figura de Binner se había proyectado. En esa coyuntura, quedamos solos frente al Kirchnerismo. Se había corrido Massa y Macri. Y tuvimos esa posibilidad.
Pero luego lo que sucede es que prevalece en el progresismo sobrevivir en alianzas para poder mantener las estructuras. A veces es lógico tratar de mantenerlas, pero es malo cuando la estrategia va solo en función de eso.

LE.- ¿Cuál debería ser hoy el rol del progresismo frente al nuevo gobierno?
RC.- Los progresistas tendremos que ver desde nuestra independencia, la forma de colaborar por el beneficio del país. Lo que deja el macrismo es muy malo. La posibilidad de salida será difícil.
Creo que es necesario el crecimiento económico, pero con políticas progresistas. Todo depende cual sea el objetivo central. Algunos dicen que en el día a día, en las pequeñas acciones o gestiones se ven tus convicciones. Estaremos observando.
La cúpula del kirchernismo y del macrismo alimentaron, promovieron esto de los dos polos, de la confrontación. Por eso la paz no es un ángel, es un guerrero. Y no hay posibilidad de progreso sin paz. En la turbulencia gana la derecha. En la turbulencia de Chile, en la de Bolivia y de Ecuador, reivindicaciones todas justas y necesarias, lo más probable es que termine siendo aprovechada por la derecha. Porque hay una cuestión que tiene que ver con la necesidad del ser humano que es parar, ordenar y vivir en paz. Y el camino o el mensaje de la izquierda es más complejo, entonces ¿hacia dónde va? El mensaje de la derecha en cambio es lineal, terminante: palo, mano dura. Después no solucionan nada más que para los sectores que con esa mano dura sacan ventaja.
Las revueltas son importantes, pero ¡cuidado! Fíjate lo que pasó en París en el 68. Todo muy fuerte, la irrupción de la “libertad al poder” pero quien vino después? Vino algún gobierno de izquierda o vino De Gaulle!?. Fue bastante después, con la pacificación, que llegó Mitterrand. Y esto no significa la no reivindicación del movimiento.
Lo que pasó en Bolivia fue un golpe de estado. No obstante no podes negar que América Latina está en un estado de polvorín, es el campo propicio para que se vuelvan a meter la derecha de Estados Unidos y los privilegios de siempre, un retroceso a la lógica del 60 y el 70.

LE.- ¿Cómo ves la transición entre Macri y Alberto Fernández?

RC.- Es importante la transición que estamos haciendo. No es como la de Cristina Fernández de K a Macri. La de Macri a Alberto Fernández está siendo más civilizada. Y hoy América Latina y Argentina necesitan eso: Fortalecer la convivencia democrática como en la experiencia de Uruguay. Fue importante la gestión de Alberto Fernández colaborando en el traslado de Evo Morales a México.

LE.- ¿Qué es el peronismo?
RC.- El peronismo es Perón, Menem, Duhalde, Kirchner. Son todos ellos. Si Alberto Fernández no encuentra la salida a la situación económica se va a parecer más a Menem que a Kirchner. Pero si Kirchner hubiese encontrado la situación de Menem, hubiese sido más Menem que Kirchner.
Son pragmáticos. Kirchner apoyó la privatización y la entrega del país que hizo Menem y cuando el aire económico empezó a girar hacia Argentina y el ingreso de capitales producto de la soja y del contexto internacional se dio vuelta a nuestro favor, ya que teníamos ingresos como no habíamos tenido antes.. qué pasó?: Volvió el peronismo con los K y recuperó empresas pero no con una concepción progresista sino con una concepción estatista. Una gestión socialmente participativa como puede ser la generación de empresas del estado con una dinámica de gestión con participación de la comunidad, de distintos actores es diferente a una empresa impuesta por un interventor. Da lo mismo si es una empresa puesta por Stalin o por Mussolini. Ambos son fascistas con rótulos distintos.
El progresismo no tiene que ir hacia construcción estatista, sino que debe repensar para ir hacia una generación de la economía social con participación popular. Y ojo no es comunismo. No hay que aterrar a la gente. Comunismo es el fascismo. Tenían la misma concepción de la economía.

LE.- ¿Cuando hablas de ayudar a Alberto Fernández qué significa, sumarse al oficialismo o cómo?
RC.- A Alberto Fernández habrá que ayudarlo, desde la colaboración institucional y democrática que se puede tener. No me animaría a ir en algún puesto de gobierno. El peronismo te absorbe, te anula y te hace desaparecer. Aunque te metas o te inviten con las mejores intenciones.
Y los que se suman al gobierno, luego desaparecen. La organización política no peronista que se mete adentro de un gobierno peronista, desaparece como organización. Si no ¿dónde está el grupo de Sabbatella, o donde está el PI?, y tantos otros. No existen más. No me cierro a posturas inamovibles pero tendría mucha precaución. Construir una herramienta como lo es una organización política no es fácil y no se la puede rifar en cualquier cruce de la realidad.
Alberto Fernández no era peronista. Duhalde tampoco lo era en sus comienzos. Era de la Democracia Cristiana. Después terminaron siendo todos peronistas.

LE.- La Grieta lleva a enfrentamientos sin sentido, ¿qué reflexión te merece?
RC.- Con la Grieta…, mirá Engels decía que el pueblo tiene el grado de conciencia y el grado de educación que le imparte el sistema. Si vos tenés una estructura capitalista que no genera solidaridad, que es pura competencia y que produce desigualdad, quieras o no va dando un nivel de educación determinado. Combatir esto requiere de un gran esfuerzo de la población y de los actores de la sociedad.
Por ejemplo nosotros perdimos en Santa Fé con muchos votos que podían haber sido nuestros. Posiblemente nuestro error fue entrar en la grieta de la sociedad. Binner en su gestión llevó adelante todas las políticas que impulsan hoy los colectivos que luchan por la igualdad de género. Si alguien tenía que ver el efecto de aplicar las política de los pañuelos verdes, todo el mundo iba a Santa Fé.
Y sin embargo nunca hubo un enfrentamiento con la iglesia. Binner se llevaba bien con las iglesias. Me pregunto…Por qué nosotros (se refiere al socialismo de Santa Fé) en la última campaña formamos parte de la grieta, cuando nunca fue nuestro método y terminar perdiendo votos que se llevó Amalia Granata?. Y esto no implica no formar parte de ese movimiento, sino revisar el método, las formas, el lenguaje, que es lo que hicimos, desde que construimos ese partido allá por el 72´ y lo fusionamos con nuestra otra mitad en el 2002.
Podían haber sido votos nuestros, porque la gente apoyaba la gestión que llevamos adelante. Esto implica pensar en el “método”. La forma de construcción que te la da tu vinculación con la realidad, el día a día con la gente.
Hoy se ven amigos de toda la vida que se enojan entre sí porque discuten por Evo Morales o por Cristina – Macri y sin embargo son amigos, buena gente y tienen intereses y miradas parecidas en muchas cosas. Pero se fueron enfrentando en consignas vacías. Cuando empezamos a comprender eso, tratas de no pelearte con tus amigos. Como dirigente político en lugar de enfrentarte al que está pensando distinto o buscar lo que des-une, como ocurrió cuando se hizo el Congreso del Partido y terminaron todos en la foto final con una gran bandera verde, eso creo que no fue bueno. Porque te ubica de un lado de la grieta en un tema, cuando siempre estuviste de ese lado pero sin buscar el choque.
Tal vez hoy hay gente que todavía no está del todo convencida sobre la despenalización del aborto pero sí con otras de las banderas del socialismo y la perdes solo por adoptar un tema como bastión, tema que hoy genera divisiones.
El avance de la sociedad se da por pasos cortos. La revolución rusa terminó en la muerte de 5 millones de personas a manos de Stalin. Hay que empezar a transitar otros caminos.
Si vos sos progresista y tenes un amigo muy macrista, tal vez parece que piensan distinto en todo sin embargo cuando ese amigo pasa necesidades o ve algunas cosas que quiere cambiar, si vos por fuera de la grieta le propones algunas cuestiones, es posible que termine apoyándote. La Clave es el método.
El camino del progresismo es un camino complejo. Y no se forma solo con intelectuales, se forma con la racionalidad que te da el pensamiento y el estudio pero también y justamente con la construcción diaria del contacto con los ciudadanos.
En el progresismo hay que hacer una revolución. Nosotros en el año `75 tuvimos un congreso nacional, y trabajamos un documento durante un año con todos los militantes del país, que se llamó “Rectificar la práctica para construir el partido de los trabajadores”.
Hacíamos un especial hincapié en dos aspectos: profundizar el estudio de la realidad, cuáles eran las contradicciones más importantes para poder operar y la otra era la organización, cómo militar, cómo desarrollar el trabajo territorial. ¿Qué vas a hacer el cambio progresista desde un despacho?
Nosotros los progresistas tenemos, y tengo confianza que así será, que dar una vuelta a la praxis en lo que hace a una combinación entre lo intelectual, el estudio de lo que pasa y la inserción en la sociedad.
Insisto, hay que hacer todos los esfuerzos para que al nuevo gobierno le vaya bien. Para que la necesidad económica que va a tener el país no transforme a Alberto Fernández en un Menem. Estará a un paso.
Néstor Kirchner y Cristina en su momento habían sido promotores de las políticas de Menem, luego en el poder, el cambio económico los transformó. Nunca en años anteriores había hablado de Derechos Humanos ni de progresismo.

Conversación de Ricardo Cuccovillo con Laura Echezarreta, Hotel Castelar. Buenos Aires.Jueves 14 de noviembre de 2019, para DESPIERTA PROGRESISMO

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