Comienza un gobierno democrático marcando el inicio de un nuevo ciclo histórico. El surgimiento del kirchnerismo, fue el catalizador del voto bronca y del “que se vayan todos” en 2001; pero no fue el único, le siguió el gobierno de Macri.
El agotamiento de ambas opciones creó un terreno propicio para el surgimiento de Milei, quien ensaya una vuelta a los ’90 bajo el paraguas de la búsqueda del orden y la estabilidad. Basado en ideas y prácticas políticas del ultraliberalismo, populismo y mesianismo.
Este escenario abre un proceso de reacomodamiento de las fuerzas políticas. Actualmente, no existe una opción liberal republicana, progresista y socialdemócrata en el país.
Este contexto es una gran oportunidad para la Unión Cívica Radical
Aunque tradicionalmente el radicalismo ha contado con el respaldo de sectores medios, como profesionales, intelectuales, trabajadores, comerciantes y pequeños productores, ha perdido terreno al no conectar con nuevos sectores juveniles, movimientos sociales, minorías y otros grupos de clase media.
Por ejemplo, el liderazgo femenino que ha destacado en otros espacios políticos no ha tenido la misma visibilidad en la UCR, a pesar de contar con lideresas potencialmente competitivas. Además, la participación de personas LGBTIQ+ en el partido necesita ganar mayor protagonismo..
La UCR carece también de referentes sociales en sectores vulnerables y en sectores empresariales emergentes.
La limitación de la UCR a un “buyer persona” diseñado para una sociedad de hace décadas podría estar contribuyendo a su pérdida de influencia. La pregunta clave es qué debe hacer la UCR y cómo abordarlo. En nuestra opinión el radicalismo debería:
1- Defender la Constitución Nacional y el marco de convivencia democrática.
2- Elegir nuevas autoridades del Comité Nacional que unifiquen a los radicales detrás de un proyecto colectivo, asumiendo su papel de oposición.
3- Apoyar el diálogo desde los bloques parlamentarios, con un firme compromiso hacia la educación y la salud pública.
4- Oponerse a la privatización de empresas esenciales para el desarrollo estratégico del país.
5- Levantar banderas de libertad, igualdad y ampliación de derechos. Sostener el fortalecimiento y la intangibilidad del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Anses
6- Impulsar políticas públicas que modernicen la construcción de un Estado inteligente.
7- Potenciar políticas de I+D para la inserción de Argentina en el mundo.
8- Promover la paridad entre géneros y la inclusión del colectivo LGBTIQ+ pero de manera real, incorporando en los procesos de toma de decisiones.
9-Para ser políticamente relevante, la UCR debe abrirse a una mayor diversidad de sectores sociales y garantizar que las voces dentro del partido, que ya representan esa diversidad, sean escuchadas y tengan peso real.
10-Además, debe asumir un papel más destacado frente al desafío del cambio climático, involucrando especialmente a los jóvenes en la defensa y diseño de transiciones hacia economías sustentables.
Es imperativo renovar la conversación y el debate de ideas dentro del partido, reconociendo la importancia de la Franja Morada y la representación territorial en provincias donde el radicalismo ha sido elegido para gobernar intendencias y gobernaciones.
La UCR debe poner en valor su historia, sus luchas y sus principios, renovar sus liderazgos y propuestas. Una convergencia entre lo actual y lo que debe crecer.
La UCR tiene todo para lograrlo, y es ahora.
Por
Pedro Calvo
Laura Echezarreta
Nota original en https://www.clarin.com/opinion/futuro-radicalismo_0_I3HkpgzCfB.html