Alberto Fernández empezó su discurso recordando el golpe y la salida democrática de la mano del Raúl Alfonsín. De esta forma los que no somos peronistas, sentimos que por fin el tema de los derechos humanos no tiene partido, sino que es de todes los argentines. Durante el kirchnerismo se le dio valor a la cuestión, es cierto, pero en ocasiones termino pareciendo que se lo apropiaban. Incluso las organizaciones de derechos humanos lucían más partidarias de un gobierno que como entidad propia. Es bueno celebrar las políticas de algún gobierno, pero no es necesario ponerse la camiseta, te desdibuja como organización. La perspectiva se da en las relaciones donde cada uno mantiene su espacio. Con todo lo bueno y lo malo, quedaba tapado todo un trabajo muy fuerte previo. Obvio también con graves claudicaciones como el punto final y la obediencia de vida, sí. Pero no se puede poner a dieta el peso del Juicio a las Juntas ni la consolidación de las instituciones en la primera etapa de la democracia.
Dijo el presidente electo “hoy quiero iniciar estas palabras reivindicando mi compromiso democrático que garantice entre todos los argentinos, más allá de sus ideologías, la convivencia en el respeto a los disensos”. Ayer en su jura Horacio Rodríguez Larreta también se comprometió al diálogo y a trabajar con los que ganaron en Nación y Pcia Bs. As. Creo que todos los políticos empiezan a darse cuenta que el negocio de la grieta saca de la sociedad lo peor y no ayuda a resolver los problemas. Ya no rinde!
Dijo Alberto Fernandez “vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social. Un contrato social que sea Fraterno y Solidario. Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente. Solidario, porque en esta emergencia social, es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos.
Esta claro que embarra más que dar rédito, el dineral en diseñadores de memes, videítos para compartir en whatsapp y twitteros rápidos y graciosos, para agredir a políticos. Ya no funciona el pelearse entre ciudadanos y maltratarse en las redes sociales entre argentinos. La carrera para ver quien es más ácido ya no da gracia. Y la pelea con el tío, el hermano o el amigo terminó aislando a cada quien en su propia burbuja pero muy solo/a.
Finalmente para quienes mezclamos la política con lo personal, esta frase tocó fibras: dijo Alberto Fernandez: “Superar los muros emocionales, significa que todas y todos seamos capaces de convivir en la diferencia y que reconozcamos que nadie sobra en nuestra Nación, ni en su opinión, ni en sus ideas, ni en sus manifestaciones”.
Este discurso dice que volvieron mejores. Nadie sobra!. Todos los primeros discursos suelen ser épicos.Aunque esta vez necesitamos líderes reales, no mesiánicos. De verdad, la principal tarea de este gobierno es ponerse a generar un continente donde nadie sobre, especialmente los que casi siempre quedan afuera. Alberto Fernandez tiene que ser un líder real. Eso es lo que se espera.
Pero apenas arranca un gobierno, ya empiezan a tejerse las internas y todos se suben a los escenarios de los triunfos pero con los problemas, aparecen las operaciones, las zancadillas y nadie saca la propia cabeza pero señala la de otre.
Esta vez no hay margen. Los argentinos esperan un peronismo más moderno, amplio y que no perdone los derrapes de sus compañeres. Fuerza! Alberto Fernandez!. Fuerza! Rodriguez Larreta!. Si de arriba proponen de verdad una convivencia civilizada, se puede esperar que por fin empiecen a ejercer la política de manera profesional. Y que las gestiones buenas dejen políticas de estado, medidas en las que todos acuerden y perduren más allá de los gobiernos. Los gestos, que tanto se ponderan el política, deben acompañar a los hechos. Es la hora!
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