Ante cada fecha patria, convocadas fundamentalmente mediante las redes sociales, los argentinos asistimos a manifestaciones de protesta que se expresan libremente e intentan condicionar la agenda política.
Por Pedro Calvo, diputado Nacional (MC)
Tiene un costo la Democracia, la obligación de explicar todo en la arena pública, enriqueciendo el debate y demostrando la validez de sus argumentos. Como contraparte lo bueno, que la sociedad entera vea y perciba lo difícil que les resulta a algunos explicarse.
Desnudando a quienes descreen de la Democracia, buscando o planteando respuestas simples a cuestiones cada día más complejas y difíciles de resolver. Desmontando las mentiras de líderes y gobiernos, que son muchas veces fabricadas distorsionando pequeñas verdades, de ahí su peligro.
De quienes agitan la discriminación, la xenofobia, los enfrentamientos y las falsas grietas sociales creando las condiciones para que surjan los populismos autoritarios del siglo XXI.
Defender las instituciones de la República tiene que ser un compromiso irrenunciable para gobierno y oposición, en esa dirección es necesario reafirmar algunos puntos:
1) Es legítimo tal cual lo establece nuestra Constitución Nacional -art. 14- el ejercicio del derecho de peticionar libremente. El libre debate de ideas y la participación popular fortalecen la Democracia, y no pueden ni deben ser cercenados bajo ninguna circunstancia. Tanto la libertad de expresión como la libertad de prensa son esenciales en Democracia.
2) Existen suficientes razones de quienes habitan en nuestro país para convocar y movilizarse a las plazas públicas como consecuencia de múltiples causas. Incertidumbres económicas, angustia por una prolongada cuarentena, profundas dificultades sociales y limitaciones personales para vincularnos socialmente. No puede sorprender en este contexto, como ocurre en casi todo el mundo, que miles de mujeres y hombres expresen sus dificultades y realicen reclamos a sus gobernantes o manifiesten su oposición a determinadas políticas públicas. Tiene que ser natural que ello suceda en Democracia.
3) Así como es legítimo y comprensible el reclamo de la ciudadanía, cuesta entender el impulso o apoyo de políticos o dirigentes con representatividad a marchas y manifestaciones que ponen en riesgo la salud no sólo de quienes concurren sino de la sociedad en su conjunto. Sólo es comprensible desde el oportunismo político y con una conducta cínica y desaprensiva, debemos incluirnos en la misma categoría que los Trump y Bolsonaro. Cada provincia, aún en distintas fases, continúa con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Sus gobernantes actúan con responsabilidad, en medio de carencia de recursos luego de años de ajuste de políticas sanitarias, sin tener el conocimiento suficiente para encarar las repuestas frente a un virus indomable y devastador. Así sucede en todo el mundo con sus marchas y contramarchas, avances y retrocesos ante el Coronavirus. Tarde o temprano rendirán cuentas quienes gobiernan ante el soberano.
4) Junto a miles de compatriotas que hicieron oír su voz y sus reclamos en forma pacífica y legítima, se expresaron con mayor fuerza sectores minoritarios que descreen de la Democracia como herramienta de diálogo y pluralismo. Caminaron por las ciudades del país quienes quieren profundizar las falsas antinomias y la grieta, quienes buscan deslegitimar a un gobierno o a las mismas Instituciones de la República.
La pandemia, con sus consecuencias económicas y sociales, pone en riesgo las Democracias en el mundo, cada semana con mayor virulencia se manifiestan sectores que expresan su rechazo a las políticas que desarrollan los gobiernos para derrotar o disminuir sus efectos.
Algunos con actitudes violentas y amenazantes. Grupos armados en las escalinatas del Capitolio en Michigan EEUU se expresaron al grito de “enciérrenla” protestando contra la gobernadora Demócrata Gretchen Whitmer.
Miles de manifestantes protestan en la Puerta de Brandenburgo de Berlín contra restricciones por Covid, su lema “Día de la Libertad” usado por los grupos neonazis.
Contra el confinamiento y el estado de alarma en España convocan Vox, el Partido Popular y grupos de derecha reivindicando al franquismo y la falange.
Núcleo principal en las convocatorias es el barrio de Salamanca en Madrid -residencia de sectores de alto poder adquisitivo-.
Mezclados en nuestro país quienes protestaban contra la reforma judicial y quienes decían defender la libertad, hacían oír su voz quienes negaban la pandemia grupos antivacunas que insultaban a Soros y Bill Gates; aparecían horcas y se pedía fusilar a los políticos y sindicalistas; consignas antisemitas y mensajes discriminatorios a la diversidad sexual.
Negando esos sectores el pacto fundamental de los argentinos: la Constitución Nacional, que expresa que vivimos en una democracia representativa -art. 1°y 22°-.
Empezamos los argentinos, frente a la mayor crisis sanitaria y económico-social de la historia, a transitar un peligroso camino. Hay sectores con los que no se puede convivir y compartir un espacio, urge rechazarlos y repudiarlos.
Mientras, el día que homenajeamos al padre de la Patria José de San Martín, en la ciudad de La Plata se vandalizó con pintadas y agravios en su monumento al padre de la Democracia Raúl Alfonsín.