Tiene paridad de género en su gabinete, propone una mirada por fuera de la grieta y dice que es ahora o nunca, que su generación tiene que animarse a plantear una opción.
Convocado por varios comités radicales progresistas (“Carlos Bello”, “Justicia Ambiental” – comuna 4, “Militando ideas” -comuna 5-, “El Strassera” -comuna 14- y “El Pampillón” -comuna 15- ) en una reunión virtual que sorprendió por la participación de numeroses militantes, Javkin, actual intendente de Rosario, hablo sincero, apasionado pero a la vez muy racional y estratégico. En esta entrega, sus principales definiciones. Imperdible!
Todos tenemos la agenda cambiada después de marzo y abocados la atención de la pandemia y sus consecuencias, tanto lo sanitario como lo económico y social y también en cómo abordar la política en estos tiempos
Pero tenemos un debate pendiente como personas que abrazamos la idea del progresismo político que gira sobre un estado que tenga capacidad de agencia. Es decir todos acá tenemos una definición a favor de darle un rol importante al estado para equilibrar las diferencias sociales pero el gran problema que tenemos es cómo construir experiencias serias de políticas públicas que impacten en en la distribución de derechos. Ese es el gran desafío pendiente.
En mi ciudad, Rosario, un buen ejemplo es el desarrollo del esquema de atención primaria de salud. La política de salud pública y obvio que estamos poniéndola a prueba mas aún hoy por la crisis sanitaria.
Pero también hacen falta políticas más integradoras en el territorio que resuelvan las situaciones de violencia que la exclusión plantea.
La argentina tiene dos tensiones fuertes, una es la que plantea la desigualdad que se verá agravada. Las consecuencias de la pandemia van a empeorar un ciclo del venimos teniendo hace muchísimos años de desarrollo económico y social. Y también el otro gran desafío es: cómo puede funcionar un sistema democrático si tiene cero capacidades consensuales de mediano plazo
Estos son los tres puntos que en mi opinión, son los desafíos del progresismo hoy: cómo generar capacidad de agencia de distribución de bienes públicos, cómo logramos sintetizar en esto la reducción de la desigualdad en todos los ámbitos, y cómo encontramos un sistema político que con alternancia y equilibrio pueda a la vez encontrar algún sustento de mediano plazo y reducción de enfrentamientos.
En resumen, sobre estas tres claves debería girar un programa progresista: La desigualdad, la vocación democrática de consensuar y la inserción de políticas públicas a la hora de equilibrar las relaciones económicas. Y agrego, deberíamos poder encontrar un formato político que además sea atractivo.
Me asusta pensar en que pasa si esto termina mal. Y me arriesgo a decir que pone en riesgo estas tres cosas, pero me animo a decir que si nos va muy mal también vamos a estar poniendo en riesgo algunas condiciones básicas del sistema democrático.
Cuando uno va a la cancha a ver un partido de fútbol, el 80% de la gente solo va a verlo, pero se canta lo que las “barras bravas cantan y toda la cancha termina cantando lo que las barras cantan pero en realidad las barras son un porcentaje muy chico de entre los espectadores del estadio.
El escenario de la política marcado en antinomia genera eso, y todavía lo hace más difícil. Por eso no soy partidario de la antinomia peronismo anti peronismo.
Hay temáticas nuevas, y habrá formas nuevas luego de esta crisis sanitaria. Probablemente recuperaremos cuestiones de escala y cercanía que habíamos perdido. Nosotros tenemos que encontrar un espacio para reflexionar pero de contenidos. Si regalamos el contenido por la facilidad que te da acumular en “contra de”, sonamos.
A la argentina le sigue faltando eso, un programa progresista con fuerte vocación social y a la vez republicano con temáticas acordes a estos tiempos: desde lo ambiental, social, económico y desde el federalismo.
“en la cancha de fútbol, es difícil escaparse al cantito de la barra. Hay que animarse a hablarle al vecino de la tribuna o de la platea por debajo del cantito”
El problema nuestro es de articulación de contenidos, de con qué nivel de acumulación social y política podemos avanzar. Es difícil escaparse al cantito de la barra. Hay que animarse a hablarle al vecino de la tribuna o de la platea por debajo del cantito. El riesgo es chocar contra una pared, porque en las elecciones priman otras emociones, pero si lo que realmente queremos es gobernar para generar políticas públicas progresistas, se hace. Hay experiencias de gobierno positivas. Hay que mirar algunos gobiernos provinciales, intendencias. Yo iría no por el camino de: a qué electorado queremos conquistar, sino pensar en términos más dinámicos, qué es lo que va a necesitar y a buscar la sociedad después de esto. Que tipo de programa resultará más atractivo para las necesidades de la sociedad.
“Ya estamos en una etapa, en que viejo, nos toca ahora. Son las últimas chances. ¡Tenemos que poder pegar un salto grande!” (arengó al auditorio virtual, todos dirigentes radicales progresistas de su generación anti cumbre radical de Gualeguaychú -cumbre que selló el acuerdo con el PRO-)
Es el momento de hacer una apuesta más fuerte, más horizontal, más de agregación del progresismo.
La grieta es el enemigo absoluto. Es el país de últimos años. El de agenda incompleta, la polarización extrema lleva a que gane el que pueda distribuir mejor los enojos, y hacer eso es partir la sociedad. Hay que tener por un lado una definición muy clara de que por ahí, no es. Y por otro lado ponerle contenido. Tampoco tu único fin puede ser solo, ser antigrieta!. Hay que tomar riesgo, hay que jugar fuerte, en esto. El debate hoy es: ¿cantamos los cantitos de las barras, porque son los únicos cantitos que se escuchan o porque la mayoría de la gente piensa como las barras?
Es algo que hay que descubrir y si realmente pensamos que hay que cantar otra cosa, habrá que cantar otra cosa. Ahora bien, no hay que ir a cantar otra cosa al medio de la barra, no?
Ese es el desafío que vamos a tener. Cambia, en función de si nos animamos a plantear la opción. Ahora bien, si renunciamos a plantearla, seguro sabemos como termina. Tenemos la responsabilidad de plantear una opción
Hay que animarse a discutir los temas. Si hablas del espionaje te toman como kirchnerista o si te pones con algún otro que afecta a los K, sos macrista!,qué es eso?? hay que animarse a discutir los temas. Cuando la política renuncia a eso, y se pone de un lado o del otro, vacían el debate y ya no importa lo que decís sino desde dónde.
Caso Vicentin:
Para mí es tan absurdo plantearse un día, que solo se soluciona con una ley de expropiación como me resulta tan absolutamente incomprensible que alguien arme una marcha para bancar a una empresa que dejó un tendal de deudas a todo el sistema de productores y cooperativas del sur de la provincia de Santa Fé. Los Vicentín No les pagaron los granos que les entragaron!!. Dejaron un tendal de deudas a productores agropecuarios que se rompen el lomo!!. y muchos le hicieron una marcha de apoyo!!! Increíble. Eso es la grieta!!!. Llegar a posiciones tan absurdas, vacías, donde no podes abordar el problema desde ningún enfoque !!
Ese es el desafío de la política hoy. Acá hoy no importa discutir el tema sino posicionarse. Partirse. Pero así no solucionamos nada. Si hacemos de esto una nueva “125” entonces no discutimos el tema, nos paramos en la grieta.
¡¡¡Me cuesta pensar que la única opción sea: o ponerse la bandera de la soberanía alimentaria o la bandera de
V-I-C-E-N-T-Î-N!!!
¿Ahora bien, se puede salir de eso? Se puede construir una alternativa?. No sé, pero estoy seguro que hay que intentarlo.
No hay posibilidad de construir un programa político progresista, de avanzada, sin acuerdo y capacidad estatal en todos los temas. Cómo es? Si espían a unos esta bien, pero si espían a otros esta mal???, No!.
Ese es el drama de nuestro sistema político con la grieta. Te impide abordar de verdad los problemas estructurales que tiene un país.